Fumar porros no hace que tengas una aguja pinchada en el brazo a los 5 minutos, pero sí que aumenta tu probabilidad de consumir heroína (Melberg et al.“Is cannabis a gateway to hard drugs?.” Empirical Economics (2010)).
Del mismo modo, aprender a invertir no hace necesariamente que tengas más ingresos (ingresos no relacionados con la inversión en sí), pero sí que aumenta tu probabilidad de ganar más dinero mejorando tus fuentes de ingresos actuales.
Cuando aprendes a invertir no aprendes únicamente a saber qué fondos comprar y qué pesos darle a cada uno de ellos.
Estás entendiendo mejor cómo funciona la economía mundial, el mercado las empresas, la oferta, la demanda, el valor, el emprendimiento y aumenta tu conocimiento de cómo funciona el mundo en general.
En otras palabras, la educación financiera te enseña no sólo a manejar el dinero adecuadamente sino también cómo se generan ingresos y por qué.
Entiendes por qué un ingeniero gana bastante más de media que alguien con la carrera de bellas artes.
Y por qué, aunque parezca injusto, un médico gana menos que un futbolista de primera división.
También aprendes que la economía no es un juego de suma cero donde para que unos ganen otros tienen que perder, sino un maravilloso juego de suma positiva donde todos ganamos a largo plazo.
Con educación financiera comprendes que quien sea capaz de satisfacer una demanda, es decir, solucionar un problema por el que la gente está dispuesta a pagar, ganará dinero.
Y con suerte y buen ojo, mucho dinero. Ya sea montando algún negocio por tu cuenta o convirtiéndote en un activo mucho más valioso para las empresas.
Te propongo un reto: Durante un paseo de media hora, piensa como productor y no como consumidor. ¿Qué necesita la gente? ¿Por qué está dispuesta a pagar? ¿Qué problemas tiene la gente por los que estaría dispuestos a pagar para solucionarlos?
En Estados Unidos hay hasta demanda de matrículas de coche horteras. Viajé a Denver por trabajo y me encontré esta maravilla de matrícula: