Según el estudio de Van Praat & Frijters (1999), por cada euro que se incrementa nuestro salario, nuestro salario ideal (ese con el que por fin vamos a estar satisfechos) sube 1,40€.
Somos el burro con la zanahoria delante que nunca llega a alcanzar por mucho que avance.
Te toca reflexionar qué cantidad objetivo es suficiente para ti, tanto en salario como en patrimonio.
Evidentemente, a mayor cantidad, más años trabajando o en un trabajo mucho más exigente.
Por lo que cada uno tenemos que calcular qué nos conviene más:
- Seguir apretando el acelerador, buscando mayores salarios que probablemente afecten negativamente a nuestra salud mental, conciliación familiar, tiempo libre para nuestros hobbies, etcétera.
- Ser algo más conformistas y vivir con menos dinero. (spoiler: salvo que cobres muy poco, un mayor salario no tiene por qué implicar mayor felicidad).
Ten en cuenta que tiene que ser un ejercicio de honestidad brutal y con cada subida de salario vas a intentar autojustificarte un salario ideal más alto. Ese con el que por fin dices que vas a estar satisfecho.
No hay una fórmula mágica que evite que caigas en la trampa del burro y la zanahoria con el salario ideal, pero hay dos factores que te ayudarán a reducirlo o eliminarlo:
1) El primero es ser consciente de que existe, lo cual es ya un paso enorme. Como pasa con muchos sesgos, ser consciente de la existencia del mismo hace que podamos darnos cuenta que estamos cayendo en él y corregirlo en la mayoría de ocasiones.
2) El segundo factor es escribir cada cierto tiempo (anualmente es una gran opción) tus metas salariales y de patrimonio. Responde tan honestamente como puedas qué cantidad de patrimonio y de salario es suficiente y por qué (que gastos te cubre, los cuales consideras que son unos gastos que te hacen tener una gran calidad de vida y equilibrio trabajo-bienestar).
Es de un valor enorme tener este tipo de evaluaciones de tu situación financiera del pasado. Te hacen no perder el foco en lo que realmente te importa. Al fin y al cabo, nadie te conoce mejor que tú mismo.
Por ejemplo, si en tu evaluación del 2020 decías que disfrutabas mucho de los paseos en la naturaleza (que además tenían un peso mínimo en tu presupuesto), quizás vuelves a retomar ese hábito al leer lo feliz que te hacía sentir y el poco gasto que suponen.
Vivimos en piloto automático la mayor parte del tiempo y estas conversaciones con nosotros mismos nos permiten un momento de reflexión real y de poner dirección hacia donde queremos ir.
Recuerda que si vas muy rápido en la dirección incorrecta llegarás muy pronto a donde no quieres estar. Por eso estas evaluaciones periódicas son tan importantes.
Saldrás de la rueda de hámster y aprenderás a sacar el máximo partido a tu dinero, dedicándole más recursos (medidos en tiempo y/o dinero) a las actividades que más bienestar y felicidad te proporcionan.
Para mi, hacer este tipo de ejercicios ha sido un game changer. En un mundo donde ya casi nadie se cuestiona nada y todos viven como zombies en piloto automático, parar un momento a ordenar tus prioridades puede cambiarlo todo.
Un abrazo desde Austria,
Jesús.
PD: En la próxima edición de la newsletter traigo la primera entrevista con un invitado muy especial. Si te interesan los fondos indexados, no te la puedes perder.