Recuerdo perfectamente cuando quería invertir en fondos indexados por primera vez.
Siempre dejaba la apertura de la cuenta para más adelante. Abrí la página del banco y la dejé en la pestaña del navegador durante toda la semana, hasta que el domingo rellené la solicitud de alta.
Al hacer mi primera transferencia para añadir fondos, revisé IBAN del banco veinte veces (y eso que tiene checksum que te avisa si lo has escrito mal).
Cuando hice mis primeras aportaciones, las hice de cantidades pequeñísimas. No me fiaba. Comprobaba el ISIN del fondo, el nombre y la cantidad obsesivamente.
Y eso que llevaba leyendo sobre inversión en fondos indexados varios años y estaba completamente convencido.
Yo tuve miedo a invertir como seguramente tuviste tú en tus inicios o tienes ahora si aún no has empezado a invertir.
Después te cuento cómo puedes sobreponerte a los miedos e incluso utilizarlos en tu propio beneficio, pero antes déjame contarte algo.
También tuve miedo al empezar mi proyecto online, Una Vida Ideal. ¿Me leerá alguien? ¿Conseguiré tener algún impacto?
Y el miedo más grande: ¿Y si al final le dedico muchísimas horas (que nunca volverán) y no consigo nada?
Conforme avanzas y superas esas preguntas, surgen nuevas. Es decir, los miedos se actualizan conforme los superas. En cualquier ámbito.
Siguiendo con el ejemplo de mi proyecto Una Vida Ideal, cuando superé los miedos antiguos, llegaron nuevos:
- Cuando publico una newsletter, siempre me pregunto si estaré transmitiendo la idea correctamente.
- Cuando saqué el Manual de Educación Financiera también tenía miedo a que no vendiese nada.
Seguro que a ti te ha pasado algo parecido. Ya sea en un nuevo proyecto, en una nueva relación, al invertir o al hacer cualquier actividad nueva, aunque estés convencido de que es algo positivo para ti, los miedos son inevitables.
¿Pero sabes qué? Estos miedos tienen una utilidad enorme y se la vamos a sacar tú y yo en este ratito que compartimos en la newsletter.